Una de las características más importantes de la gastronomía italiana es su diversidad. Esta multiplicidad y estas diferencias se ven favorecidas por la geografía peninsular que, extendiéndose de norte a sur, encuentra cambios sustanciales en el territorio, el clima y los hábitats. Pero es sobre todo una cocina mediterránea tradicional que se considera típicamente italiana y es apreciada a nivel mundial, tanto que convenció a la UNESCO para incluirla en el patrimonio inmaterial de la humanidad en 2010.

Otro aspecto peculiar de la cocina italiana es su sencillez. A pesar de la esencialidad de las preparaciones, que involucran un número limitado de ingredientes, el sabor sigue siendo uno de los aspectos más apreciados. Esta bondad de la cocina italiana se debe a la calidad de los ingredientes. Las preparaciones caseras no tienen nada que envidiar a las de los chefs más populares, de hecho, otra característica de la tradición gastronómica italiana viene dada por la posibilidad diaria de cocinar recetas tradicionales de gran impacto culinario incluso en su sencillez. La variedad regional es otro punto a favor de nuestra cocina nacional. Cada región tiene sus propias materias primas excelentes y específicas, que dan vida a propuestas y menús muy exquisitos. Para proteger estas especificidades, existen garantías legales específicas, como la Denominación de Origen Controlada (DOC) y la Denominación de Origen Controlada y Garantizada (DOCG).